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¡Hola! ¿Cómo están? Pido disculpas por el largo retraso al subir esta entrada, pero espero que cuando la lean la encuentren útil ＼(●~▽~●). Hace unos días pregunté en Instagram por el tema que más les interesaba para la siguiente entrada de Tips, y el ganador fue el Cuidado de Poros. Y esto es algo que sufrimos muuuchas personas (sí, yo también me incluyo y lo he dicho en entradas anteriores ಥ‿ಥ). Buscando información para crear esta entrada, me di cuenta que en mi caso particular no podía evitar esta situación, pues en parte era algo genético/hormonal y por otra parte me había descuidado durante muchísimos años (meses bajo el sol sin protector solar, no lavarme el rostro, consumo degenerado de azúcares refinados... ¡Ya sé! ¡No me peguen! ⊙︿⊙ Es sabio aprender de los errores y ahora estoy cuidándome más). Sin embargo, esto no quiere decir que no podamos hacer nada para cuidarlos y para mejorar su aspecto. Así que si se encuentran en la misma situación, sigamos leyendo esta entrada, ¡espero que les guste! ヽ(゜∇゜)ノ

[Quiero aclarar que esta guía está redactada con nociones básicas sobre diversos temas relacionados al cuidado de poros y trato de respaldarlo mediante fuentes bibliográficas confiables, mi intención no es suplir la función de expertos como dermatólogos o médicos especialistas. Pueden tomar esta guía como un punto de partida y preguntarle a su doctor de cabecera qué es lo que más les conviene utilizar ◕‿‿◕].

Antes de empezar, es importante decir que existen 2 tipos de poros en la piel con distintas funciones. Se dividen en 2 tipos: los que producen sudor (que están relacionados a las glándulas sudoríparas) y los que producen sebo (relacionados a las glándulas sebáceas). Estos últimos son llamados folículos capilares y son los que producen más problemas pues se obstruyen constantemente adquiriendo un aspecto alargado, a diferencia de los poros sudoríparos que son más pequeños. Para efectos prácticos de esta entrada, llamaremos a los folículos capilares "poros".

Poro sudoríparo, visto en FineArtAmerica.

Folículos capilares, visto en ForensicScience.

Son estructuras que se encuentran en toda la superficie de nuestro cuerpo, excepto las palmas, las plantas de los pies y el dorso de los pies. Son muy grandes y se encuentran mayormente en la cara y el cuero cabelludo, donde comúnmente se origina el acné. La función normal de las glándulas sebáceas es producir y secretar sebo.

Corte de la piel. Para efectos ilustrativos de esta entrada, se incluyeron las más básicas. Adaptado de Center for Disease Control and Prevention, CutisLaserClinics y Wikipedia.

  

El sebo es un grupo de aceites complejos que incluyen triglicéridos y productos de descomposición de ácidos grasos, ésteres de cera, escualeno, ésteres de colesterol y colesterol.

  

El sebo lubrica la piel para protegerla contra la fricción y los cambios de temperatura y la hace más impermeable a la humedad, repeliendo el agua de la piel y el cabello. Además, la glándula sebácea transporta antioxidantes dentro y sobre la piel y le brinda protección a la piel de la luz natural. Posee una actividad antibacteriana innata y tiene una función pro y antiinflamatoria. Puede regular la actividad de los xenobióticos y participa activamente en el proceso de curación de heridas. Gracias al sebo, nuestra piel luce mucho más joven pues las líneas de expresión no son tan marcadas como en ocurre en la piel demasiado seca. Sin embargo, el exceso también puede generar un aspecto dejado.

La pregunta del millón de dólares y la que nos trae a esta entrada. En realidad hay muchísimas causas relacionadas a este tema, pero les mencionaré las más importantes, ¿alguna te suena familar? Pueden ser una o varias causas a la vez:

Genética: Si alguno de tus padres tiene poros grandes, tus posibilidades de tenerlos aumentarán. Aunque es un factor determinante, siempre se puede controlar para evitar que el problema sea mayor.

 Etnia: Se ha visto que mujeres de todas las edades en China, por ejemplo, tienen un tamaño de poros reducido a comparación de mujeres de raza negra, que presentan poros más alargados y piel más irregular.

Edad: Cuando somos jóvenes, nuestra piel se siente tensa y firme. Esto se debe al colágeno y a la elastina que se encuentran en nuestra piel. Conforme vamos envejeciendo, esta unión entre el colágeno y la elastina comienza a romperse y no se recupera tan rápidamente como cuando éramos más jóvenes, haciendo que la piel ya no esté tan firme, y si a esto le añadimos el efecto constante de la gravedad... Se comienza a ver un aspecto "colgado" de la piel. Esto tiene como resultado las tan temidas arrugas, pero también ocasiona que la piel se distienda y los poros ya no queden tan "apretados", sino que quedan con ese aspecto alargado tan difícil de reafinar.

Daño solar: Esto está relacionado al tema de la edad. Como mencioné en mi entrada sobre Protección Solar, los rayos UV son capaces de generar daños a nivel celular y de ADN, incluyendo la alteración en los componentes de las capas más profundas de la piel. Estos daños, además de que incluyen el envejecimiento prematuro, ocasionan que la piel pierda firmeza y los poros luzcan más grandes.

Tipo de piel: Las personas con piel propensa a acné, piel deshidratada y/o con piel grasa suelen tener este problema con los poros, aunque no quiere decir que otro tipo de piel no pueda padecerlo.

Consumo de sustancias nocivas: El tabaco del cigarro y el consumo excesivo del alcohol disminuyen los niveles de vitamina A, alterando la calidad y cantidad del colágeno y la elastina de la piel, generando atrofia dérmica, aparición de arrugas prematuras y predisponiendo a cáncer y melamona (además de que se exponen a metástasis después de la aparición de tumores). Y el alcohol además genera brotes severos de acné como consecuencia de daño hepático. Recordemos que el envejecimiento prematuro también es una causa importante del alargamiento de los poros.

Excesiva producción de sebo: También conocida como seborrea, puede deberse a muchos factores:

• Tamaño del Folículo Capilar: El tamaño del poro es directalmente proporcional al tamaño de la glándula sebácea bajo la piel a la que corresponde. El tamaño grande de los poros también se puede relacionar a una producción excesiva de sebo por glándulas sebáceas demasiado activas. Esta condicion genera grandes cantidades de sebo, que expanden el canal capilar y dilatan el diámetro del poro para poder descargar el sebo que se produce en demasía. Esto además genera que se obstruya el poro, generando problemas como puntos negros, acné o comedones. 
• Problemas hormonales: Se ha demostrado que cuando hay niveles altos de testosterona, hay mayor actividad en las glándulas sebáceas, predisponiendo a condiciones como hiperseborrea (también llamado Acne vulgaris). De igual forma hay una elevada producción de sebo cuando hay una producción elevada de Hormona del Crecimiento (GH) o de prolactina podemos encontrar problemas de acné que conllevan a que los poros luzcan más grandes. Otra situación que puede agravar estos problemas con el acné es el Síndrome de Ovario Poliquístico, que puede generar cambios hormonales severos conllevando a la aparición de acné.
• Sexo: Por lo general, los hombres tienen poros más grandes que las mujeres y tienden a producir más sebo (esto debido a la testosterona), pero aquellas mujeres que tengan piel muy grasa o que tengan algún cambio hormonal (como la menstruación, embarazo o menopausia) pueden desarrollar poros grandes de igual forma. Algunos estudios han demostrado que los poros aumentan de tamaño durante el periodo de ovulación de la mujer debido a que la progesterona que se libera durante este periodo afecta la actividad de nuestras glándulas sebáceas. 
• Rutina facial inadecuada: Por ejemplo, si no hay una buena exfoliación (o definitivamente no hay exfoliación), habrá un mayor cúmulo de células muertas en la piel, que facilitarán que los poros queden obstruidos por la producción de sebo, generando inflamación y alargando su tamaño. De igual forma si se utilizan productos astringentes (alias "con alcohol / alcohol denat en los primeros ingredientes"), lejos de eliminar el exceso de sebo, lo que se genera es que la piel adquiera una sensación de resequedad y las glándulas sebáceas interpretarán esto como una falta grave de sebo, lo que hará que se vuelva a producir más y más. Y bueno, el exceso de sebo hace que los poros sean más propensos a agrandarse. 
• Falta de higiene: Desde no lavar la cara adecuadamente hasta reventar los granos con las manos / uñas sucias, todos esos son factores que predisponen a que haya colonización bacteriana y a que se generen brotes de acné o sobreproducción de sebo, que terminan agrandando los poros también.
• Exceso de ingesta de lácteos o azúcares: Al comer demasiadas cantidades de azúcar, ésta se procesará como una gran cantidad de insulina, generando mayor cantidad de andrógenos y al mismo tiempo desatando brotes de acné frecuentemente. Se ha demostrado que una ingesta alta de estos productos hace que aumente la producción de sebo alterando su composición y, por ende, predispone a los poros a aumentar su tamaño.

Este es un mito bastante disperso y bastante equivocado. Los poros no poseen músculos que les permitan abrir y cerrarse libremente. ¿Te imaginas que pudiéramos cerrarlos a voluntad? Sería un arma de doble filo, ya que tendríamos que cargar agua a lo Ranma 1/2 para vaciar agua caliente o fría cada vez que quisiéramos abrirlos o cerrarlos. Si quisiéramos mantenerlos cerrados tanto tiempo, sólo estaríamos exponiéndolos a que se obstruyeran y ¡tendríamos muchísimos más granos de lo normal!

"Entonces, ¿para qué usan el agua caliente?" te estarás preguntando. Pues bien, el vapor del agua caliente ayuda a suavizar la piel y a ablandar los restos de sebo que obstruyen a los poros, facilitando su extracción.

Falso. El color negro se debe al resultado de la oxidación del sebo y las células muertas de la piel que quedan atrapados en nuestros poros al entrar en contacto con el oxígeno, oscureciendo su color original.

La triste y dura verdad es que no podemos reducir su tamaño por completo, pero sí podemos mejorar su apariencia llevando a cabo una buena limpieza, exfoliación e hidratación constantes. Los productos "para poros" por lo general sólo tienen un efecto temporal y no reducen su tamaño por completo.

La otra pregunta del millón. Dependiendo de la causa que esté generando esta situación, será el tratamiento que mejor se aplique. En esta entrada, mencionaré únicamente algunos activos e ingredientes que con el uso constante pueden ofrecer excelentes resultados. Afortunadamente hoy contamos con tanta variedad de productos y marcas que incluyen uno o varios activos en una sola formulación. No todos están designados "para reducir el aspecto de los poros" específicamente, pero sí te ayudarán a reducir la producción de sebo, a recuperar la barrera protectora de tu piel, a desinflamarla o a la producción constante de colágeno y elastina, por lo que indirectamente verás una mejoría en el tamaño de los poros. Recuerda siempre respetar los tiempos de acción que se indican para cada producto.

*Los tratamientos hormonales, con antibióticos, con láser y microneedling debo dejárselos a los dermatólogos y especialistas de la piel,acudan con ellos para verificar si son adecuados para ustedes.

Ácido Hialurónico: No sólo ayudará con la síntesis de colágeno y elastina y a retener más volumen de agua en la piel dándole un aspecto más terso, sino que se han hecho estudios donde se ha observado que ayuda a disminuir la sobre producción de sebo. Es un potenciador de ácidos como la vitamina C, así que si la incluyes en tu rutina después de la vitamina C verás mejores y más rápidos resultados. En algunos productos podrás verlo también como hialuronato de sodio.

Aceite de árbol de té: Este ingrediente ayuda de modo indirecto a controlar el tamaño de los poros. Es conocido por ayudar en el tratamiento del acné gracias a su actividad antimicrobiana, pues reduce la cantidad de bacterias que generan los brotes y calma la piel inflamada, reduciendo los granos y los puntos negros mientras se van secando. Si lo vas a usar como aceite puro, nunca lo pongas de modo directo en tu cara, siempre hay que diluirlo con algún serum o crema (unas cuantas gotas bastarán). Úsalo como tratamiento para brotes específicos. En personas con piel sensible no es recomendado salvo que se aplique en cantidades pequeñas y muy diluídas.

Ácido Linoléico: Se ha demostrado que en personas con acné severo se ha encontrado deficiencia de este ácido graso en el sebo que se produce, dándole un aspecto más "grumoso" y que tiene mayor potencial para obstruir los poros y seguir generando brotes pues dentro de él encapsula bacterias que son capaces de generar acné (y como consecuencia, desmejorar el aspecto de la piel donde se encuentran los poros). Sin embargo, si es ácido linoléico quizás dure menos tiempo viable, pues puede enranciarse rápidamente (aunque hay algunas excepciones como el de jojoba, que al ser más una cera y no tener triglicéridos en su composición posee una mayor vida de anaquel). Siempre busca productos que contengan este ácido con componentes antioxidantes para alargar su vida de anaquel y sigas usándolo sin problema. Entre los aceites que contienen ácido linoléico en mayor cantidad en su composición se encuentran el aceite de cártamo, el aceite de semilla de cáñamo, el aceite de onagra, el aceite de semilla de calabaza, el aceite de rosa mosqueta, el aceite de semilla de uva, el aceite de soja, el aceite de caléndula, el aceite de semilla de frambuesa negra y el aceite de maracuyá. Algunos otros aceites que tienen un poco menos cantidad de ácido linoléico son el aceite de jojoba, el aceite de argán, el aceite de tamanu, el aceite de ricino, el aceite de nuez de kukui, el aceite de granada y el aceite de sésamo.

Arroz: Rico en ácidos grasos (incluyendo el ácido linoléico) y en antioxidantes como la vitamina E, ayuda a purificar y a calmar la piel, minimizando el aspecto de los poros. Posee también función antiinflamatoria, ayuda a potenciar la regeneración celular, haciendo que la piel luzca iluminada. Puede ser usado como exfoliante suave.

Baba de Caracol: Es un filtrado de la secreción (llamada mucina) de este animalito que contiene ácido hialurónico, enzimas de glicoproteínas, alantoína, ácido glicóligo y péptidos cúpricos. Todos estos compuestos estimulan la producción de colágeno y elastina, aceleran el proceso de recuperación de heridas y tejido dañado y provee humectación e hidratación a la piel. Es interesante porque el método de recolección de esta secreción no mata ni lastima a los caracoles.

Carbón: Ingrediente altamente absorbente que es capaz de absorber el exceso de sebo y las impurezas en la piel, utilizado en ocasiones para realizar tratamientos de limpieza profunda y para acné.

Centella asiatica: Conocida como Gotu Kola, es una planta medicinal utilizada desde hace años para acelerar el proceso de curación de heridas, por sus propiedades antiinflamatorias y antimicrobianas. También es un potente antioxidante que estimula la producción de colágeno y reduce la aparición de cicatrices demasiado marcadas.

Ceramidas: Son lípidos que se encuentran de manera natural en nuestro cuerpo, y cuya función es mantener unidas las células de la piel, así como las del cabello y las uñas. Al mantenerse unidas, forman una barrera protectora que rellena la piel, retiene la humedad y otorgándole resistencia ante factores contaminantes y los rayos UV, Sin embargo, conforme vamos envejeciendo, el número de ceramidas se va reduciendo, por lo que la piel está más expuesta a agentes externos y se vuelve más sensible, con mayores posibilidades de desarrollar dermatitis y/o arrugas y empeorando el aspecto de los poros. Agregando ceramidas a tu rutina de cuidado de la piel, estarás equilibrando los niveles de humedad-sebo de tu piel, disminuyendo la sobreproducción de este último, además de mejorar la barrera protectora aumentando la protección e hidratación de la piel mejorando su aspecto, dándole una apariencia firme. También puedes incluir a la fitoesfingosina y a la esfingolipidenos, que son precursores de ceramidas que pueden ayudar a recuperar la barrera protectora de la piel. Debes tener cuidado de no exponerlas al medio ambiente, pues la luz y el aire pueden reducir su efectividad.

Ginseng (Panax ginseng, de variedades roja, fresca, blanca y salvaje): Posee poderosas propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. Promueve una correcta circulación sanguínea y acelera el proceso de sanación de heridas, estimula a la síntesis de colágeno e inhibe la formación de manchas oscuras.

Ginkgo biloba (o Árbol de los 40 escudos): Es una planta con actividad antimicrobiana, antiinflamatoria y antioxidante. Es de gran ayuda para el tratamiento y prevención del acné, promoviendo la correcta circulación sanguínea, y estudios han demostrado que provee protección extra contra daños generados por los rayos UV.

Huevo: Contiene proteínas, lípidos y algunos compuestos antioxidantes. Ofrece tensión temporal de la piel, lo que puede mejorar el aspecto de los poros por cierto tiempo. Es recomendable que lo utilices en productos que ya lo tengan entre sus ingredientes y no de modo "natural", ya que la cáscara del huevo puede portar cepas de Salmonella y otras bacterias fecales que pueden generarte infecciones severas en la piel. 

Jitomate (Tomate): Gracias a los múltiples componentes que posee (como el licopeno, ácido ascórbico, tocoferol, glutatión y polifenoles), es un gran antioxidante que se encarga de los radicales libres, que son dañinos para la piel.

Loto (Nelumbo nucifera): Planta con gran contenido en aminoácidos, ácidos grasos, vitamina B y C, que le proveen propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. Estimula la circulación sanguínea y la producción de colágeno además de que brinda hidratación, iluminación y alivio a la piel irritada.

Miel: Es un ingrediente con muchísimos beneficios para el cuerpo, pero centrándonos en la piel, posee gran actividad antimicrobiana, acelerando el proceso de curación de heridas y regeneración de tejido. También es antiinflamatoria y aporta diversos nutrientes a la piel. Se utiliza en diversos tipos de productos cosméticos, desde sueros y esencias hasta cremas y mascarillas.

Niacinamida: Conocida también como vitamina B3, es útil para regular el tono de la piel, para corregir enrojecimientos, reducir la producción excesiva de sebo y para disminuir el tamaño de los poros, ya que ayuda a incrementar la elasticidad de la piel y mejora su aspecto. Se incluye también en sueros, cremas y otros productos cosméticos. Siempre debes usar protector solar cuando uses niacinamida.

Perla: Ingrediente rico en aminoácidos con efectos antimicrobianos y antiinflamatorios. Ayuda a la regeneración de colágeno, a la reducción de rojeces, a la iluminación de la piel y puede utilizarse como tratamiento para el acné.

Propóleo: Es usado en muchísimos productos para la piel por sus propiedades antiinflamatorias y  antimicrobianas, promoviendo también la síntesis de colágeno. Disminuye también la actividad de los radicales libres (fungiendo como antioxidante) y ayuda a acelerar el proceso de curación de heridas al estimular la producción de colágeno. No lo uses si presentas alergia a él.

Resveratrol: Es una sustancia que se encuentra en alimentos como el vino tinto, las uvas, el chocolate amargo, moras y frutos secos como nueces y cacahuates (maní). Es un potente antioxidante que tiene además propiedades antiinflamatorias y antimicrobianas, siendo capaz de combatir a la bacteria Propionibacterium acnes, causante del Acne vulgaris (esto se ha observado en estudios In Vitro). También acelera el proceso de curación de heridas y ralentiza la proliferación de queratinocitos, que muchas veces contribuye a la obstrucción folicular y posteriormente al desarrollo de acné. Incluso se recomienda añadir el resveratrol en una dieta balanceada, ya que que las personas que lo consumen constantemente tienen menor incidencia de enfermedades cardiovasculares.

Té verde: Además de ser un potente antioxidante y antiinflamatorio, el té verde contiene compuestos (polifenoles) que son poderosos agentes con propiedades antimicrobianas, a la vez que reducen la producción del sebo y por tanto, la aparición de acné. El té verde es eficaz de modo tópico e ingerido, pues también se le han atribuido propiedades anticarcinogénicas cuando se consume de modo constante.

Vitamina E: Es una sustancia soluble en aceite que nuestro cuerpo produce naturalmente, pero que va disminuyendo conforme nos exponemos más a los rayos solares. Está compuesta de 8 formas básicas, entre las que se cuentan los alfa-tocoferoles, alfa-tocotrienoles, beta-tocoferoles, beta-tocotrienoles, gama-tocoferoles y gama-tocotrienoles. Se encuentran presentes en el aguacate (palta), nueces, vegetales amarillos y verdes, carne, maíz y algunos productos lácteos. Tienen propiedades antioxidantes que se encargan de los radicales libres tan dañinos para nuestra piel. También aportan protección para tu piel contra los rayos del sol (NO SON UN SUSTITUTO DEL PROTECTOR SOLAR, sino que fungen como una protección extra que reduce la severidad de las quemaduras por rayos de sol y mejoran la efectividad de los filtros UV). Aumentan la protección de la barrera natural de la piel, reduciendo la pérdida de agua. La vitamina E se utiliza junto con la vitamina C pues ambos potencializan sus efectos antioxidantes y fotoprotectores además de mejorar el tono de la piel, darle luminosidad y mejorar la barrera protectora. Si es que vas a utilizar aceite de vitamina E, procura introducirlo poco a poco, pues han habido casos donde ha generado brotes por ser de textura pesada.

Los siguientes productos deben agregarse a tu rutina de a poco y con cuidado, siempre realizando pruebas con pequeñas dosis para ver si tu piel los tolera. Recuerda siempre respetar los tiempos de espera que se indican para este tipo de activos (que por lo general van de 15-20 o incluso 30 minutos antes de seguir con tu rutina). Es importante usarlo a bajas concentraciones de 1 a 2 veces a la semana, incrementando su frecuencia de uso conforme tu piel se vaya acostumbrando. Cuando comiences a usarlos y si tu piel no está acostumbrada, no es recomendable mezclarlos:

Alfa Hidroxi Ácidos (AHA): Son sustancias solubles en agua y derivadas del azúcar, la leche, las nueces y las frutas. Entre los más utilizados se encuentran el ácido glicólico, el ácido láctido, el ácido mandélico y el ácido cítrico. Su función exfoliante se ejerce sobre las capas más superficiales de la piel, reduciendo el aspecto de las arrugas y las manchas, además de hidratar y promover la producción de colágeno (como el ácido glicólico). Suelen recomendarse incluso para personas con piel sensible, debido a que el tamaño de molécula de muchos de ellos (como el láctico o el mandélico) hace que la penetración en la piel sea más lenta y por tanto menos irritante. Cuando uses alguno de éstos, no lo mezcles con otros AHA's por riesgo a sobreexfoliación y porque pueden disminuir su eficacia. Pueden usarse en la misma rutina con BHA, pero deben alternarse los días en los cuales se aplican.

Beta Hidroxi Ácidos (BHA): Son sustancias solubles en aceite y derivadas de la corteza de sauce que ayudan a exfoliar la piel desde dentro de los poros, ayudando a remover los restos de sebo. Además tienen propiedades antiinflamatorias que ayudan a reducir el enrojecimiento y la irritación por brotes molestos. Un gran representante de ellos es el ácido salicílico, que por su facilidad de acceder a las capas más profundas de la piel exfolia mucho mejor que los exfoliantes físicos que no llegan a remover todos los desechos por completo. Además es muy gentil y dependiendo la concentración puede ser incluido en otros productos como tónicos, cremas o sueros, ¡pero recuerda que no hay que sobreexfoliar la piel! Puede quedar sensible y conducir a otros padecimientos. Por cierto, si eres alérgic@ a la aspirina, quizás pueda generarte reacciones adversas. De igual forma, siempre debes usar protector solar por riesgo a la fotosensibilidad. Pueden usarse en la misma rutina con AHA, pero deben alternarse los días en los cuales se aplican.

Retinoides. Los retinoides son compuestos químicos derivados de la vitamina A, como el retinol. Y son útiles tanto para el cuidado de poros como para el cuidado de la piel en general. Ayudan a acelerar el proceso de la regeneración celular, haciendo que la piel luzca joven y más suave; reducen el tamaño de los poros, así como la hiperpigmentación, las arrugas y la textura irregular de la piel y estimulan la producción de colágeno, que tensa la piel haciendo que los poros luzcan más pequeños. Sin embargo, pueden irritar tu piel cuando comienzas a usarlos. Cuando los uses no olvides usar protector solar porque tu piel queda fotosensible (o sea, está más expuesta al daño solar). Recuerda que el protector solar se debe usar siempre, pero al utilizar este tratamiento debes tener más cuidado.

Vitamina C (L-ácido ascórbico / LAA): Es un potente antioxidante que neutraliza los radicales libres en la piel que generan el envejecimiento prematuro y disminuyendo las posibilidades de desarrollar fotocarcinogénesis. Influye también en la síntesis de colágeno y funciona como agente despigmentante, emparejando el tono de la piel. Se puede encontrar en muchos sueros, esencias y cremas en concentraciones desde 15%, 20% hasta 30%. Sin embargo, se oxida rápidamente al contacto con el sol y durante los cambios de temperatura, perdiendo sus propiedades y algunas de ellas llegan a cambiar a un color amarillo/naranja muy marcado. Es por eso que algunos productos que contienen este ingrediente se recomienda tenerlos en el refrigerador, para alargar su vida de anaquel. Si tu piel aún no está acostumbrada al uso de ácidos, no lo uses si en tu rutina estás usando AHA. Es aconsejable utilizarlo junto a la vitamina E pues en sinergia, potencian mutuamente sus efectos antioxidantes y fotoprotectores. Recordemos que la vitamina C es soluble en agua y actúa de modo superficial, y la vitamina E complementa su efecto al ser soluble en aceite y trabajar en las áreas más profundas de la piel.

Limpiadores oleosos / Limpiadores de aceite: Quizás pienses "¿Qué? Pero, ¿por qué? ¡Si tengo piel grasa y esto me va a generar más sebo y más brotes!", pero no hay nada de qué preocuparse. Cuando lavas el rostro usando solamente un limpiador acuoso, no se remueven los residuos grasos en su totalidad (y eso incluye el exceso de sebo), por lo que requieres un limpiador en aceite que sea capaz de disolver estos residuos para que tu piel quede libre de impurezas y residuos grasos cuando utilices el limpiador acuoso. Además de que te servirá para remover el protector solar y para desmaquillarte fácilmente, y esto incluye el maquillaje a prueba de agua ("waterproof"). En el mercado existen muchísimas variedades, desde botes tipo "cleansing balm" (o bálsamo de limpieza) hasta botellas con aceite líquido. 

Mascarillas de arcilla (Clay mask): Estas mascarillas son útiles para minimizar el aspecto de los poros temporalmente debido a su capacidad para absorber el sebo del rostro (siempre y cuando no incluyan otros ingredientes demasiado abrasivos para la piel). 

Mascarillas (Sheet Mask): Son productos hechos de fibra, algodón, celulosa o hidrogel que vienen recortados de forma similar al rostro y que vienen empapadas en serum, que es una sustancia que contiene ingredientes nutritivos. Se aplican durante algunos minutos y se retiran, con la finalidad de que el serum quede en nuestra piel y se absorba de una mejor manera. Hay muchísimas variedades de ellas, pero si deseas escoger alguna para mejorar el aspecto de tus poros, busca alguna que contenga uno o varios ingredientes que te he mencionado en este post.

Esponja Konjac: Están hechas con la raíz de una planta asiática llamada Amorphallus konjac. En Japón se ha usado de forma milenaria como alimento y como tratamiento de belleza. Hay para diversos tipos de pieles, es por eso que hay de diversos colores (la mayoría de las veces las negras son para pieles grasas y con problemas de acné, las verdes para pieles mixtas, las blancas para pieles sensibles y las rojas para pieles secas). Estas esponjas sirven para exfoliar la piel físicamente y de manera suave, para limpiar los poros y la grasa, para estimular la circulación de la piel y para equilibrar su pH. Se empapan con agua y pueden usarse directamente así o se les puede agregar el limpiador acuoso para hacer espuma y poder limpiar la cara con ella. Se debe hervir por lo menos cada semana durante 5 minutos, y reemplazarse mínimo cada 2 meses por cuestiones de higiene.

Lava tu rostro con agua a temperatura ambiente. Ya vimos que el agua fría y caliente no tienen ningún efecto en los poros. Pero el agua caliente hará que se reseque rápidamente, y esto hará que tus glándulas sebáceas interpreten esto como falta de sebo, lo que producirá... ¡Así es! Más sebo en tu rostro, aunque lo hayas lavado. Y el agua fría no es lo mejor tampoco pues podría dejar algunos desperdicios de sebo en ella. Lo mejor es usar el agua a temperatura ambiente. 

No excedas la limpieza de tu piel: Muchas personas pensamos alguna vez "si tengo más sebo, tengo que lavar mi cara más veces, así se eliminará". Pero lo cierto es que lejos de dejar tu piel "más limpia y con menos sebo", se irritará mucho más y tu piel lo interpretará como una deficiencia de sebo, generando mucho más. Es por esto que se recomienda lavar el rostro por la mañana y por la noche noche con un limpiador acuoso (a base de agua) gentil de pH bajo, para evitar alterar las condiciones naturales de nuestra piel. Los limpiadores alcalinos promueven la colonización de microorganismos patógenos en la piel (como bacterias y hongos dañinos), además que secan demasiado la piel y pueden generar problemas en la piel como dermatitis, hipersensibilidad o deshidratación. Evelyn y Ani tienen excelentes entradas en sus blogs hablando sobre la importancia del pH en los productos cosméticos.

Realiza la limpieza de modo correcto: Esto lo lograrás incluyendo la doble limpieza dentro de tu rutina: el limpiador oleoso y el limpiador acuoso.

Evita utilizar los jabones en barra: Los ingredientes que hacen que el jabón en barra adquiera su forma sólida pueden ocluir tus poros. Además que muchos de ellos poseen un pH demasiado alto (alcalino), que generan problemas en la piel como los mencionados anteriormente. 

Exfolia adecuadamente: No utilices productos peel off (mascarillas, tiras para la nariz), exfoliantes demasiado abrasivos ni cepillos de cerdas demasiado duras. Los peel off son demasiado agresivos y al tirar de la mascarilla para "retirar los puntos negros", lo único que se hace es retirar la parte más superficial de ellos... Además de depilarte, irritar tu piel, inflamarla y generando que los poros vayan haciéndose más grandes. En cuanto a los exfoliantes y cepillos, pueden generar una sobreexfoliación en la piel que ocasionará mayor cantidad de células muertas y piel reseca (parecido a lo que ocurre al lavarte con agua caliente), estimulando a la sobreproducción de sebo y al aumento del tamaño de los poros.

Nunca vayas a dormir sin desmaquillarte: Recuerda que a lo largo del día tu piel está expuesta al sudor, al sebo y a miles de bacterias que pueden generarte brotes de acné. Además, las sábanas y tus almohadas lo agradecerán.

Hidrata y humecta tu piel adecuadamente: Recuerda que la piel es el órgano más grande del cuerpo y como tal requiere que también le aportemos agua y nutrientes para que funcione correctamente. Si tu piel es grasa, añade a tu rutina cremas hidratantes con textura ligera (tipo gel) y sin una cantidad exagerada de emolientes para que puedas balancear los niveles de agua-sebo en tu piel y tus glándulas sebáceas no produzcan este último en exceso. También puedes hidratarla agregando serums, esencias y ampoules hidratantes.

Usa protector solar: Recuerda que la protección solar ayuda a evitar cáncer de piel, la destrucción de la barrera protectora natural y a retrasar los signos del envejecimiento, incluyendo el aspecto de los poros grandes por pérdida de firmeza en la piel. Por eso es importante que incluyas el protector solar como un elemento vital en tu rutina de cuidado de la piel.

Evita los productos que contengan alcohol "dañino" en mayor cantidad: Puedes encontrarlos en las etiquetas de los productos simplemente como "alcohol" o bien como etanol, alcohol denat (desnaturalizado), SD (specially denatured) alcohol, alcohol etílico, metanol, e isopropil alcohol, y pueden incluirse en los primeros lugares en la lista de ingredientes. Pese a que este tipo de alcoholes sirven como solventes, haciendo que los productos se absorban rápidamente y que también se venden como "productos astringentes", lo cierto es que genera que la piel se seque rápidamente, irritando y erosionando la superficie de la piel y conllevando a la sobreproducción de sebo. NO HAY QUE CONFUNDIRLOS CON LOS ALCOHOLES GRASOS, que no son dañinos y funcionan como emolientes, estabilizadores e incluso aportadores de humectación (como butilenglicol (butylene glycol), glicerina (glycerin), alcohol cetílico (cethyl alcohol), alcohol estearílico (stearyl alcohol) y alcohol cetearílico (cetearyl alcohol), por mencionar algunos). Sin embargo, si deseas comprar algún producto que contenga algún tipo de alcohol "dañino" en la lista de ingredientes, debes verificar en qué lugar se sitúa y si el producto tiene además algún ingrediente emoliente o estabilizante (como los alcoholes grasos), pues entre más abajo se encuentre en la lista de ingredientes hay mayores probabilidades de que venga en menor cantidad, y si contiene alcoholes grasos éstos disminuirán su capacidad para resecar la piel y generar disrupciones en la barrera protectora.

¡No revientes los brotes acneicos con tus manos!: Sí, sé que todos hemos caído en esa tentación de apretarlos (incluyendo los tormentosos puntos negros de la nariz), pero si no se hace adecuadamente, puedes causar daño en el tejido y empeorar su aspecto aumentado. Es mejor acudir con un profesional para una limpieza adecuada.

Evita los remedios caseros: Especialmente todos los que están indicados para "controlar y eliminar el acné de una vez por todas". Desde untarse jugo de limón en la cara hasta mascarillas de bicarbonato con carbón activado y un huevito con azúcar...¡Incluso poner pasta de dientes en los brotes!... No. Por favor, no. Sé que los productos de cuidado de la piel pueden parecer caros, pero estos remedios "baratos" y caseros ofrecen una solución temporal que a la larga puede generar daños en la barrera protectora de tu piel, además de irritaciones severas y alteraciones en tu tipo de piel. Por eso es importante consultar estos remedios con un experto en la materia.

Modifica tu dieta: Trata de reducir el consumo de azúcares y leche de tu dieta, e incorpora antioxidantes y ácidos grasos que complementen tu rutina. Muchos de los ingredientes mencionados anteriormente se pueden ingerir de igual forma y te aportan bienestar interna y externamente (como la vitamina C, vitamina E, ácidos grasos, resveratrol, miel y té verde, entre muchos otros).

Elimina las sustancias nocivas de tu rutina: Si dejas de lado el alcohol y el cigarro no sólo tu piel te lo agradecerá, sino que todo tu organismo se recuperará y funcionará de una mejor manera.

  
Acude con un especialista: Estos tips están basados en cuestiones generales, pero tus poros pueden ser sólo un signo de otra situación como problemas hormonales o genéticos. Por eso lo mejor es siempre consultar con tu médico de cabecera para determinar cual es el mejor remedio para tí.


¿Ustedes sufren de esta situación de Poros Grandes? ¿Qué productos o tratamientos utilizan para mejorar su aspecto? Yo estoy considerando alguna intervención dermatológica, pero siento que debo preparar mi piel antes, mejorando mi salud, comiendo saludablemente y utilizando una buena rutina de cuidado. Mientras avanzo poco a poco iré ahorrando para ese tratamiento, y me motiva ver que al ir cambiando malos hábitos en mi vida puedo ver cambios también en mi piel ♥~(◡‿◡).  Nuevamente les pido disculpas por la entrada tan larga, pero saben que me gusta traerles información detallada y que pueda servirles para su rutina diaria. Ya me estoy organizando mejor, así que verán entradas en el blog más seguido, desde ya muchas gracias por leerme y que tengan lindo fin de mes.
¡Nos vemos!

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